El primer día de clases para un niño debe ser inolvidable, pues, conlleva conocer gente nueva y reencontrarse con los antiguos amigos, adaptarse a un cierto horario y por supuesto emociones y sentimientos.
Pero no son los únicos, a nosotros como docentes nos ocurre lo mismo. Nos levantamos contentos, aunque debo decir muy nerviosos. La noche anterior nos dedicamos a terminar de planificar las clases y revisar el material que les llevaremos a los niños.
Llegamos al colegio, saludamos a nuestros colegas, y el tan ansiado momento, ingresamos a clases y escuchamos a viva voz "BUENOS DÍAS PROFESOR(A)"... guau, es una experiencia increíble que nos desborda de energía
"Hasta que por fin el momento tan ansiado llegó, entré al aula , escuché carpetas moviéndose, dejé mis cosas y saludé a mis alumnos, la respuesta que me dieron me encantó: Buenos Días Profesora"
Luego del saludo les explicamos lo que pasaríamos en la clase y el objetivo de la misma. Durante el transcurso de la clase los hacemos participar de ella, creo que el estudiante aprende más si se transforma en el principal protagonista de su propio aprendizaje.
Ya al término de la clase, nos despedimos de ellos, y les decimos que estamos felices de haber compartido un fantástico día juntos y les agradecemos por la atención y participación de ellos. Finalmente viene el beso de despedida, no sin antes entregarles un presente, el cual preparamos con mucho cariño... Es indescriptible el rostro de nuestros niños al recibirlo con mucha alegría y el fuerte abrazo y el dulce beso que nos dan en gratitud a tan "INOLVIDABLE PRIMER DÍA DE CLASE"
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